¿Por qué tienen miedos los perros?
En la sociedad actual, el perro ha entrado a formar parte de la familia, esto produce un aumento del vínculo entre perros y personas. El considerarlo parte de la familia nos ha llevado a estudiarlos e intentar dar significado a muchos de sus comportamientos, para así entenderlos y mejorar su bienestar. Además hay ciertos comportamientos que repercuten directamente en la calidad de vida del perro y de la familia. Las respuestas emocionales más comunes, aunque no siempre identificadas, son todas las respuestas de miedo o temor.
El miedo es una respuesta adaptativa de protección ante estímulos potencialmente perjudiciales. Antes de los 3 ó 4 meses, según distintos autores, raro es el cachorro que muestre conductas miedosas. A partir del momento en el que se finaliza la etapa de socialización es cuando pueden empezar a aparecer comportamientos más inseguros. Esto es debido a que cuando el cachorro empieza a ganar independencia separándose de la madre, aquellos objetos o ruidos no conocidos empiezan a activar el sistema de alarma.
Hasta los 8 ó 9 meses los cachorros tienen una gran conducta exploratoria, incluso en situaciones de miedo son capaces de aventurarse a explorar el objeto fuente de tal emoción. Durante la pubertad prueban distintos mecanismos para evitar aquello que produce miedo, si alguno le funciona tenderá a repetirlo en cada situación de miedo. A partir de la edad adulta, disminuye la utilización de estrategias nuevas y tienden a repetir las ya utilizadas y cada vez es más difícil que prueben nuevas respuestas. Así si un animal con miedo a las personas aprende durante su pubertad que ladrando se alejan de él, ya sea porque la persona sigue andando o el dueño le retira, seguirá ladrando en la edad adulta.
Esto fisiológicamente es normal y forma parte de la maduración del individuo, el problema aparece cuando la respuesta es exagerada en relación al estímulo que ha desencadenado la reacción o cuando es incompatible con la vida del propietario. Como por ejemplo sucede en perros que ladran al timbre, se esconden de los truenos, o muerden a sus propietarios cuando les acarician.
El miedo puede expresarse de distintas formas.
- Inmovilidad; son aquellos perros que ante una situación de miedo no se mueven, no quieren avanzar, se tumban con la panza hacia arriba.
- Aumento del movimiento; son aquellos perros que no paran, están muy nerviosos, tiran de la correa, saltan de un lado para otro, quieren atención constantemente…Esta reacción puede ser confundida con alegría y excitación, pero la base del problema puede ser el miedo.
- Huida; la más fácil de reconocer de todas las respuesta, perros que se esconden, no quieren pasea.
- Ataque; Muestran conductas agresivas como pueden ser ladridos, gruñidos…todo ello encaminado a alejar aquello que produce el miedo. La conducta agresiva puede llevar a creer al propietario que va a morder o producir una seria lesión.
En todas estas situaciones si el perro se siente amenazado directamente, y ve que sus estrategias no funcionan es posible que llegue a haber un ataque. Pero debemos recordar que todo esto va encaminado a que el estímulo se aleje. Si alejamos el estímulo reducirá la respuesta.
En toda situación de miedo, hay un componente de estrés importante que favorece el recuerdo de cualquier objeto o situación que haya en el entorno. Así que todo lo que esté alrededor de la situación de miedo es recordado y puede dar lugar a la reacción sin el estímulo presente. Es decir, si un perro tiene miedo a las tormentas, el simple hecho que huela a humedad o aparezca un paraguas puede desencadenar la misma reacción de miedo como si hubiera una tormenta. Esto sucede en todas las situaciones donde haya miedo, en una tormenta podemos asociar la cosas, pero cuando el miedo del perro es por ejemplo a perros desconocidos, el solo hecho de coger la correa, puede indicar al perro que va a ver más perros y desde la salida de casa ya empezar a mostrar nerviosismo y conductas más agresivas.
Para tratar estos problemas de conducta no debemos resolver los síntomas como pueden ser los ladridos, gruñidos o huidas, debemos tratar el problema de base, aumentando la seguridad del perro en sí mismo y en su propietario, además de enseñarle a gestionar nuevas formas de solucionar el problema, el resto de síntomas se irán resolviendo poco a poco.
Por: Chistina Fdez. Giribets.
Etolólogo Veterinaio del equipo adiestralo.com